El atlas del corazón

“El atlas del corazón” es el título de una serie que hace unos días descubrí en la plataforma de streaming HBO, aunque podríamos decir que es algo diferente al tipo de serie al que estamos acostumbrados.

De hecho tiene más de documental o incluso de Talk Show (porque hay público, aunque no es un programa de entrevistas), que de serie, tal y como las conocemos. Es un formato diferente, porque es como si estuvieras viendo un taller, una charla o una presentación. La denominación más parecida sería la de “docuserie”.

¿La novedad? Que quien da las charlas es ni más ni menos que Brené Brown.

Brené es una de las mujeres más influyentes del mundo del desarrollo personal. Es profesora e investigadora social en la Universidad de Houston y autora de varios libros sobre emociones.

Si te gusta este mundo, probablemente la hayas visto en una de las más famosas y vistas charlas TedX, hablando sobre el poder de la vulnerabilidad, una de las emociones que ha estudiado durante años. Yo supe de ella por esa charla, precísamente.

Más allá del formato y de la presencia de Brené Brown, evidentemente el contenido de la serie es lo más interesante de la misma. Hay enseñanzas muy interesantes sobre el mundo de las emociones que me gustaría compartir aquí.

Somos seres emocionales

El trasfondo de la serie es algo que yo creo que tiene mucho que ver con el resultado final de como nos sentimos en la actualidad. Me refiero al creciente aislamiento al que nos vemos sometidos progresivamente. Aislamiento alimentado por el miedo que nos rodea y que proviene de todas partes, pero fundamentalmente de los medios.

Y concretamente, lo que aborda Brené Brown es la dificultad de la comunicación entre personas en el aspecto emocional. Se suele decir que somos seres pensantes que tienen emociones, cuando la realidad es que es al revés.

En efecto. Somos seres emocionales que, de vez en cuando, piensan.

Lo que pasa es que a la mayoría nos han educado justo con la idea contraria. Es decir, con eso de que “las emociones, mejor evitarlas, porque estorban al pensar”.

El resultado final de esto, es que casi las hemos eliminado de nuestro vocabulario. Tanto, que no es nada fácil expresar lo que sentimos de una manera concreta.

Es más, como en las emociones influye la experiencia que hayamos tenido al respecto, probablemente no entenderíamos reacciones de otras personas a alguna de ellas en concreto, en comparación con nosotros.

Por ejemplo, no comprenderíamos cómo una persona se puede sentir enfadada cuando ha tenido una experiencia que a nosotros solo nos dejaría indiferentes.

¿Te parece que somos seres emocionales que piensan o seres mayoritariamente pensantes que sienten emociones?  Te leo en los comentarios.
Dr Brene Brown presents ATLAS OF THE HEART (image - HBO Max)Brené Brown. Atlas of the Heart  (Image HBO-Max)
La empatía no existe

¿Que pasa entonces? Pues que casi nunca conectamos emocionalmente. Y nuestro modo de “dar de baja” el intento de hacerlo, es no creer a la persona, pensar que exagera o, en algunos casos, que nos está incluso mintiendo para obtener algo.

De ahí deducía Brené Brown, entre otras cosas, que la empatía (la universalizada, definida así en la mayoría de los casos), no existe.

Porque ¿cómo vas a ponerte en el lugar de alguien si no has tenido su experiencia? ¿Cómo vas a hacerlo si no perteneces al mismo grupo social o raza. Si has tenido distinta educación o diferentes oportunidades de desarrollo?

Por lo tanto, decía Brené, que empatizar con alguien que no conoces, de forma directa,  simplemente no es posible (al menos como concebimos esa empatía como emoción universal). Y si le decimos a alguien eso de “entiendo lo que te pasa porque yo también lo he vivido“, probablemente no lo sepamos, pero estamos mintiéndole y probablemente causándole un grave prejucio.

Somos seres emocionales que, de vez en cuando, piensan. Share on X

¿Y qué puedes hacer tú para tratar de conectar emocionalmente con otros, si la empatía no existe?

¿Qué puedes hacer para ayudarte a ti mismo a salir del aislamiento emocional que hay en nuestros días y de paso, ayudar a hacerlo asimismo a otras personas?

Pues aquí viene un pequeño ejercicio que te propongo y que le cojo “prestado” a Brené : Cuando una persona te comente como se siente, a raíz de una experiencia que haya tenido y quieras comunicar emocionalmente con ella, haz justo dos cosas:

La primera, escucharle. Pero de verdad. SIn interrumpirle y de forma activa.

La segunda, creerle. Sin más (Y recuerda decirle siempre “te creo”).

 

Recuerda que la mayoría de gente no te va poder expresar la emoción que está sintiendo de manera concreta, con palabras que coincidan con tu propia experiencia.

Puedes verle triste, enfadado o variantes de esas opciones. Por supuesto, en su vertiente positiva, también puedes verle alegre, pero ahí hay menos choque emocional. Pero lo que está claro, es que está sintiendo algo y está intentando contarte lo que es.

De manera que, no tienes porque pensar que miente, es exagerado o cualquier otra cosa que pudiera justificar que tú no sientes lo mismo que siente esta persona.

Lo importante es su experiencia, no la definición de la misma. Y así es como se puede empezar a construir comunicación emocional, desde ti y con los demás.

Eso es lo que puede salvarte de un malestar emocional prolongado por aislamiento.

Lo importante de las personas es su experiencia, no cómo definimos la misma Share on X
Y tú ¿que tal te comunicas emocionalmente? ¿Te sientes aislado/a o con dificultades para ello? Te leo en los comentarios.

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